miércoles, 13 de agosto de 2014

La última cena





Bajo el ala negra de la noche
La ira, corrosiva, abre fuego a discreción
las rosas rojas abren mi pecho
inundando de lágrimas cada reloj
Y la rabia, descontenta, se abre paso sobre el plomo de mis venas
Justo en este momento que terminas
de devorar tácito lo poco que queda de mí.
Sólo entonces
en un lugar inóspito,
en la imborrable marca del silencio
Sentados los dos en esta mesa
Verteré mi sangre sobre tu copa
Compartiré mi veneno con tu veneno
Y consumiré mis llamas
en tu inefable y falaz existencia.

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