miércoles, 8 de octubre de 2014


Espíritu errante, docente en el arte más puro
rondaba nuestra habitación descalzo y con mano de escarcha ataba tu espalda a mi espalda,
tu cara a mi cara, tu boca a mi boca
Perdía la noción del tiempo, y rebobinaba el alma en balada. Espectro surgido de lava, espectro de nada.
Sellaba en silencio la caricia de la palabra, la espada del guerrero,el fuego de la batalla.
Murmuraba en los sellos de la piel cada fecha en la que caducaba nuestro sueño arquitectónico de promesas inacabadas, erróneas, magulladas.
La única lógica de nuestra disputa, 
la ilógica del pensamiento, prescindía
de la filosofía y forjaba en secreto el pacto.
Tu lengua es un verso, la mía habla en plata.
Una firma, en un beso, es la condena y el candando; si tus alas me hicieran libre, mis pies seguirían andando.