lunes, 8 de diciembre de 2014



Después de representar cada día como
una función, encuentro cada síntoma de
perdición frente al espejo
y ese sonido retumbante en el pecho,
cálido e insonoro para el resto del 
mundo salvo para mí misma.
Cada gota de sangre chocando contra
las paredes de mi piel en un impulso
électrico que active el pensamiento
último del vacío existencial.
Un cubo de palabras que guarde silencio
será en este versículo mi coartada,
mi testigo, cómplice pero no compañero
de viaje, en mi maleta de mano ya no cabe
nadie más.
Ni tan siquiera el peso de mi existencia o
tal vez, quizá, tal vez, la última firma a mi
paso que revele en un susurro mi
nombre o mi excusa. Quién sabe si sabrá
como el último beso.

miércoles, 8 de octubre de 2014


Espíritu errante, docente en el arte más puro
rondaba nuestra habitación descalzo y con mano de escarcha ataba tu espalda a mi espalda,
tu cara a mi cara, tu boca a mi boca
Perdía la noción del tiempo, y rebobinaba el alma en balada. Espectro surgido de lava, espectro de nada.
Sellaba en silencio la caricia de la palabra, la espada del guerrero,el fuego de la batalla.
Murmuraba en los sellos de la piel cada fecha en la que caducaba nuestro sueño arquitectónico de promesas inacabadas, erróneas, magulladas.
La única lógica de nuestra disputa, 
la ilógica del pensamiento, prescindía
de la filosofía y forjaba en secreto el pacto.
Tu lengua es un verso, la mía habla en plata.
Una firma, en un beso, es la condena y el candando; si tus alas me hicieran libre, mis pies seguirían andando.

lunes, 18 de agosto de 2014




 Llevo tanto tiempo siendo mi propia compañera
                que en la eterna imparidad que me define
he aprendido
a bailar conmigo misma
a hacer cena para uno
a ser mi único problema
y también mi solución
a contestar a mis preguntas
y no encontrar otras respuestas
a programar mis etiquetas
a estar desajustada en mis horarios de sueño
a ser un desastre, torpe, lento, constante
pero sobre todo
a leer tristemente las historias de gente
que se siente un poco menos solas que yo.


miércoles, 13 de agosto de 2014

La última cena





Bajo el ala negra de la noche
La ira, corrosiva, abre fuego a discreción
las rosas rojas abren mi pecho
inundando de lágrimas cada reloj
Y la rabia, descontenta, se abre paso sobre el plomo de mis venas
Justo en este momento que terminas
de devorar tácito lo poco que queda de mí.
Sólo entonces
en un lugar inóspito,
en la imborrable marca del silencio
Sentados los dos en esta mesa
Verteré mi sangre sobre tu copa
Compartiré mi veneno con tu veneno
Y consumiré mis llamas
en tu inefable y falaz existencia.

viernes, 1 de agosto de 2014





                                               Una mota de polvo contra el cristal
                                               Atravesada por la luz de la ventana
                                               Como dardos brillantes en el contraste
                                               Y aquí me encuentro completamente sola

                                               Una mota de polvo me encontró a mí
                                               Susurrante, sigilosa, entra en contacto con mis sentidos
                                               Se defiende constante al azar vaporoso del aire
                                               Entra descalza en mi espectro de visión
                                               Cuando estoy completamente sola en mi habitación

                                               Pocas cosas me separan de ella,
                                               No es sólo una mota de polvo, es mi deletadora
                                               Extraviada en mi memoria, cruel emprendedora
                                               de mi propia insatisfacción, es diminuta e invisible
                                               Es común y depredadora, es incesante en el azar
                                               Porque a estas horas sólo me acompaña la soledad

                                               Ata despacio mi propia inexistencia antes de que
                                               una flecha, cualquiera, disparada por la luz la atraviesa
                                               En mi orgullo herido de envidia, o de tristeza
                                               Atabiada con el recuerdo, forajida de su propio destino
                                               Aquí, en mi cama, late inconstante mi inexistencia
                                               Aquí, en mi habitación, sólo estoy yo
                                               No hay nadie más, sólo yo, en mi habitación

                                               Una mota de polvo va a colisionar con mis pestañas
                                                Indecisa de su destino, va a morir en mi espectro de visión
                                                ¿Eres tú aquella mota de polvo?
                                                No parece nadie preguntar
                                                ¿Acaso eres como yo?
                                                Ella no parece musitar
                                                Mi identidad itinerante va a enmudecer, cuando esta pequeña
                                                mota extinga su vida. No nos volveremos a ver.
                                                Hoy más que nunca, en esta habitación, me encuentro sólo yo.


martes, 22 de julio de 2014

Inventario de nostalgia





1:-Las cartas escritas a mano, largas o cortas, la caligrafía personal de un emisor, la espera, el olor, el tacto, la tinta derrochada y emborronada por las lágrimas. El valor de guardarla como reliquia.
2:- Los vinilos, la elegancia de un baile, una conversación a susurros, la risa cómplice, las miradas furtivas. Frank Sinatra dedicado a una noche eterna, cercana y onírica.
3:- Videocasets, las listas de canciones, las canciones dedicadas, elegidas canción a canción para alguien en qué pensar cuando las escuchas, el intercambio de baladas lentas, de sonidos fuertes, de recuerdos pasajeros en el tiempo, pero no en la música.
4:- Los diarios como relato histórico olvidable, como encuentro con uno mismo. Espejo de los propios fantasmas y demonios, testigo silencioso a las palabras y el recuerdo, dejarse llevar por un relato subjetivo.
5:-La radio acompañando las largas mañanas con sabor a café. Una extraña compañía, una serena percepción del momento, la tranquilidad de disfrutar del momento a solas con una voz familiar.
6:- Los antiguos medios de transporte, el encanto de la lentitud, la incorregible obligación de disfrutar el paisaje. Llenar el canasto de la bici de flores, comenzar a pedalear lejos, muy lejos. El sonido del mar.
7:- Juegos de mesa, arcaicos, antiguos, ocultos. La diversión en algo simple y creativo, la tendencia a evitar los finales, la viva complicidad.
9:- La desteñida naturaleza captada por una polaroid, repiquetear piedras en el agua, recoger flores y conchas en la arena, improvisar un campamento, envalentonar las intenciones de acercamiento.
10:- La sutil sensación de paz, un murmullo constante que alivie la fatigosa premura de la imparable vida cotidiana, disfrutar cada detalle como si olvidaras cada día que ya lo habías visto, abrazar sin tener en cuenta el qué o a quién. El estúpido caso de alguien que se dejó llevar por la nostalgia.




miércoles, 28 de mayo de 2014

Oda a una compañera de piso


No hubiera nunca pensado que el sonido de la puerta al cerrarse cuando te vas se me haría el sonido más agradable que eras capaz de producir. Supongo que a estas alturas empatizo cada día con cada mueble que decides maltratar sin pudor ni respeto por horario alguno. Pero lo que más me inquieta es el estado de tu mandíbula cuyo crujir puedo apreciar desde mi pequeña habitación siempre que decides alimentarte. Y querida, déjame decirte algo, he decidido expropiar tus maletas de mi habitación, las cuales colaste sutilmente el primer año de convivencia, utilizando mi zulo como tu almacén personal siendo tu habitación el doble de grande. Apenas quiero recordar las veces que has decidido tirar mi café y negarlo en mi cara después como apenas me cuesta identificar la risa falsa que te sale por las comisuras. Estaba de acuerdo contigo con cada queja que emitiste sobre nuestra compañera hasta que irremediablemente vuestras risas me rompieron una mañana festiva en la que dormía plácidamente. Has creado tu propia jerarquía entre tu ropa y la mía aquel día que decidiste desahuciarlas de la lavadora y colocarla sutilmente en una bolsa de basura.
Lo más divertido es que tu hipotética superiodidad intelectual se ve frecuentemente traicionada por tu lengua, al igual que tus acciones por tus palabras. Más que un insulto a mi inteligencia, la sumo a una evidencia de la carencia de la tuya cuando decides utilizar mis cosas sin mi permiso esté o no yo presente y dejar que otros las usen. No es tanto rencor lo que te guardo sino desconfianza. En el fondo, te comprendo, siempre fuiste una anarquista que negaste la autoridad que se auto-proclamaba aquello que llamamos contrato. Ahora que, debido al terrible suceso del robo de este verano tenemos candado en las puertas me siento más segura, porque mis enemigos aguardan bajo mi mismo techo. De alguna manera, así también protejo mi pequeño refugio de cuatro paredes, siempre demasiado caótico y ninguneado por su escaso espacio, pero desde el cual, tengo la certeza, se oyen mejor las gotas de lluvia cuando cae una tormenta.