martes, 20 de noviembre de 2012



                                                 De la curiosidad nacen personas con alas 
                                                 Vuelan en alguna estrella del cielo ámbar
                                                 cuando pasan las ideas y las alcanzan.
                                                 Avanzan tranquilas, meciendo el sueño
                                                 cada aleteo en el viento, les hace ligeros
                                                 flotan como una pluma en el pensamiento
                                                 si trata de llamar sinceros recuerdos.
                                                 Vuelo tranquilo en el cielo ámbar
                                                 descansan mis manos sobre mi almohada
                                                 y en mi regazo fingía el gato que dormitaba
                                                Se fue de mi lecho, yo no lo esperaba:
                                                una fría noche o de madrugada.
                                                Ahora sueño despierto, sobre mi almohada
                                                esperando a las horas, cuando me llaman.
                                                Una mañana fría a mis alas amaba
                                                la curiosidad tranquila al gato mataba.
                                                Ya no supe quién o dónde me hallaba
                                                pues ya no volaba en aquel cielo ámbar.
                                                

Auf der Suche nach der verloren Zeit


-¿Alguna vez has pensado en la muerte. 
-Es difícil no pensar en la muerte, después de todo es algo que nos va a tocar queramos o no. 
-No sé... te veo muy fuerte. Tengo curiosidad sobre que haría una persona como tú con algo más fuerte que ella.
-¿Qué piensas hacer cuando me vaya? ¿Me enterrarás bajo una lápida de mármol que lleve mi nombre?-¿Y qué si no?¿Prefieres que te incinere?
-No, dona mi cuerpo a la ciencia.
-Jajajaja, ¿en serio?
-¿Qué? Es menos absurdo que encerrar mi cuerpo en una caja de pino y condecorarlo con una piedra matriculada. No quiero ser otro cadáver en el cementerio y no me gusta saber que abono la tierra con una tumba marmórea. Además, esos rituales que hacemos a los muertos...no los entiendo. Quiero decir, son ceremonias tan arcaicas y tan prescindibles que no le veo apenas sentido de por qué celebramos una muerte con un entierro en lugar de celebrar la vida con una fiesta.
-No creo que al muerto le haga gracia un guateque en pleno entierro. Pero, ¿y qué si no?¿por qué donarlo a la ciencia y no incinerarlo?
- Porque quiero pagar todos mis pecados karmáticos con una buena acción y así mi muerte no sería un simple trámite burocrático sino que tendría una función objetiva. ¿Quién sabe? A lo mejor uno de mis órganos ayuda a curar a un descendiente tuyo y tú no podrás agradecérmelo porque estarás demasiado ocupado desinfectando las flores que te mandan aquellos a los que nunca importaste en vida.
-Ay, Marina, no quiero saber qué haría yo sin ti si te fueras.
-¿Qué vas a hacer? Yo te lo diré: cásate con una mujer sumisa y complaciente, justo lo contrario a lo que yo soy. Ten los hijos con ella que conmigo no tendrás y si tienes una hija, ponle mi nombre. Háblale de mí, inventa de mi vida una leyenda y explícale que fui siempre a contracorriente, un genio incomprendido de mi tiempo, una bohemia de las de antes. Dile que me quisiste, que yo a ti también te quise, que nos quisimos al completo, salvo cuando discutíamos; sólo entonces nos queríamos una media más de lo que ya lo hacíamos normalmente. Y recuérdale que nos pasábamos las noches bajo el ocaso hablando de cosas tan banales como la muerte.

jueves, 1 de noviembre de 2012

La solidaridad viene tras un fajo de billetes



Soy de esas personas que creen que las opiniones a veces se dan cuando nadie las pide. No creo que a nadie le interese saber la opinión de alguien como yo, que por mucho que me guste contradecir y argumentar, no tengo una idea de las cosas lo suficientemente "diferente" como para sentirlo único y crear una escuela filosófica que lleve mi nombre. Dado cómo avanzan las cosas a una velocidad de vértigo en cuanto a los avances tecnológicos, quizá en un futuro no muy lejano los blogs serán los "journals" o diarios de muchos escritores contemporáneos a ese tiempo. Hoy, por ninguna razón especial (cuando las cosas vienen porque sí, así es como me gustan a mí las reflexiones) he pensado un poco en el mundo de la fama. Debido a la amplitud de este tema, me limitaré a lo mal que me sienta la supuesta "solidaridad", la cual pongo en duda, de la que muchos famosos alardean. ¿Cuántas veces no hemos oído campañas de famosos incentivando al ciudadano de a pie que done dinero para x causa? ¿O conciertos solidarios, venta de merchandaising caritativo y demás estratagemas? Sinceramente, a mí me repatean el alma estos comportamientos cuyo único fin es favorecer positivamente la fama y la opinión social del personaje aludido. Puedes ser un personaje de moral "distraída",alcohólico, drogadicto o frecuentador de prostíbulos, que si te "solidarizas" con una causa, tu cara repartirá panfletos sobre lo bondadoso que eres en el fondo. Y con ello, aclaro que esta solidaridad es una pancarta comercial para que nuestra consumidora sociedad hunda el hocico como tanto nos gusta. Defino, por tanto, que la solidaridad se ejerce todo el año, no durante catástrofes naturales o campañas periodísticas puntuales. Recuerdo el caso de Haití y Japón, sucesos no muy distantes en el tiempo. El tema de Fukushima, no sólo afectó al tema del terremoto, sino también abrió un debate sobre las energías nucleares y las centrales que la crean y que tantos dolores de cabeza dieron a los habitantes de la zona. Cuando pasó lo dicho anteriormente en Japón, las autoridades no tardaron ni unas pocas horas en ponerse manos a la obra para reconstruir de nuevo el lugar. Sin embargo, Haití contaba con muchísimos menos medios y después de meses tras el terremoto, la gente aún contaba con problemas en las infraestructuras y los cadáveres seguían pudriéndose por las calles. Los famosos de la parrilla Hollywoodiense y cantantes de renombre, donaron cantidades de dinero (a mi parecer, ridículas, teniendo en cuenta el sueldo medio de estas personas) a Japón y lanzaron campañas "solidarizándose" con lemas como "Pray For Japan" ( aunque, a mi parecer, la fé poco tiene que ver con esto) y sacando camisetas u organizando conciertos para la ayuda a esta potencia mundial. Con esto, no quiero decir que Fukushima no mereciera la ayuda internacional ante semejante catástrofe, más bien opino que Haití mereciera si no el mismo trato, al menos un poco más. Pero, que yo recuerde, no hubo tanta espectación con este país, ya hundido en la miseria de por sí, como con una potencia tan importante como es Japón. ¿Qué es lo que ocurre entonces? ¿Acaso no podemos permitir que un consumidor tan importante como es Japón caiga, pero los pobres como Haití ya más pobres no pueden ser? Y claro, ni hablemos de estas supuestas campañas. Primero, para reclamar al ciudadano medio que done dinero para una causa justa, creo que se debería empezar por el famoso en sí y donarlo él. Y con donar, me refiero a una cantidad importante, porque una persona que dona un millón teniendo tres, no le supone ni la mitad de su sueldo. Cuando uno de estos famosos comience a dar un dinero que le suponga no llegar a fin de mes tan holgadamente o que no pueda pasear al perro en descapotable, comenzaré a creen en ellas. Segundo, ¿por qué se le pide dinero a un ciudadano de clase media? ¿no tiene bastante una persona estándar con ganarse el pan, pagar facturas y llegar a fin de mes? En mi opinión estas promociones tan particulares se deberían hacer entre sus propios círculos: futbolistas, cantantes, artistas, actores... porque una persona, digamos, normal, no puede dar ni una tercera parte de lo que estas otras podrían dar de una sentada. Y por último, la más ridícula de las campañas: crear una camiseta, donar algo usado y firmado por el famoso... etc, para que la gente puje o la compre y destinar el dinero. Este ya es el colmo, porque por mucho que sirva para un fin, no dejan de vendernos sus nombres, sus bandas, sus logos y así sacar tajada y hacer negocio del sufrimiento de los demás. Así que, como entre tantas cosas, quizá deberíamos leer la letra pequeña y de esta, leer entre líneas, de lo que nos intentan patrocinar bajo una máscara de falsa humanidad.




La imaginación es el proceso más absoluto del pensamiento. Allá donde vayas, pone alas al viento, colorea los días grises y abre una ventana en el tiempo. De todas las cualidades del ser humano, la imaginación es la más poética. Es ver el universo de una persona visto a través de sus ojos y darte cuenta de que quizás el mundo no es como lo vemos, sino como lo pensamos y lo creamos.