jueves, 19 de septiembre de 2013

Grandes mujeres de la historia: I:- Safo de Mitilene (ca.650/610 a.C. - 580 a.C.)


Nacida en la isla de Lesbos, hija de una familia oligárquica, Safo es una aclamada poetisa griega. Funda una escuela para mujeres llamada "Casa de las servidoras de las musas" donde se les enseñaba a recitar poesía, cantarla y realizar coronas de flores. Por los poemas compuestos por Safo, tuvo relaciones con alguna de sus discípulas, no como orgía, sino como relación personal. Lo trascendental de esto es que la homosexualidad estaba aceptada entre los griegos siempre que se tratara de dos hombres, puesto que la mujer era un ser imperfecto y era lógico que el hombre buscara esa perfección en otro hombre. El término lesbiana procede del nombre del lugar "Lesbos". Es descrita como una mujer femenina, natural y muy espiritual, siempre en contacto con lo terrenal y lo divino, especialmente con Afrodita. La leyenda cuenta que se suicidó lanzándose al mar cuando su amor por Faón, enamorado de Afrodita, no se vio correspondido. Otra versión de un poema afirma que Safo llega a la ancianidad sin poder amar debido al rechazo de una de sus alumnas. Ovidio la convirtió en el único personaje real de su obra "Heroínas" como protagonista de una carta de amor a Faón.

Igual parece a los eternos dioses
Quien logra verse frente a ti sentado:
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!
A mí en el pecho el corazón se oprime
Sólo en mirarte: ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir; y rota
Calla la lengua
Fuego sutil dentro mi cuerpo todo
Presto discurre: los inciertos ojos
Vagan sin rumbo, los oídos hacen
Ronco zumbido.
Cúbrome toda de sudor helado:
Pálida quedo cual marchita hierba
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte
Parezco muerta
(Tr:Marcelino Méndez Pelayo)

lunes, 2 de septiembre de 2013



5 de Marzo:
Son las doce y vuelven a comenzar los interrogatorios. No sé cuántas veces tendré que rechazar sus preguntas con evasivas y silencios secos. Ayer me trajeron el formulario. Lo dejaron sobre la mesa y sólo tuve que leer las preguntas de reojo para empujar aquella plaqueta lo más lejos que pude de mí. No sé mucho más y sobre todo, mucho menos de cuánto durará esto.

17 de Marzo:

Esta me han encontrado de rodillos junto a la mesa y con las palmas de la mano juntas. Si realmente me conocieran lo último que pesarían es que estoy rezando o pidiendo clemencia. Pero ni siquiera creo en Dios. Trato de buscar con todas mis fuerzas una salida o un atajo que desate mi entendimiento y me ayude a escapar de mi situación. Sin embargo, si Dios, Buda o Alá estuvieran en alguna parte, ¿por qué iban a escuchar mis gritos de desesperación? Probablemente se perderían entre el clamor silencioso que acude a una divinidad inexistente para que les ponga un plato de comida o algo de beber. No los juzgo, es más, llego a entenderlos. Yo también he buscado un refugio en mi imaginación que me libere momentáneamente de los problemas o, más ciertamente, me ayude a engañarme.

22 de Marzo:

El azar jugó una mano conmigo y dejó entrar algo de luz en mi calabozo. Entonces él vino a visitarme y descolgó sobre mí una de sus miradas lastimosas, justo esas que tanto odio y precisamente esas las que hacen que me tiemblen las piernas. Intenté pasarle una nota cuando nos dimos la mano. Arranqué la esquina de la hoja de uno de los tantos libros que me permiten tener conmigo y que, a día de hoy, son mi única compañía. Escribí "esto no tiene nada que ver contigo, mi lucha es conmigo. Mi lucha es con ellos." y en el fondo, espero que lo entendiera y más importante, aceptara. He intentado muchas veces dejarle notas de la misma manera y con el mismo método para dejarle saber cosas que no me atrevo a decirle personalmente. Pequeñas grandes cosas en las que él es completamente el director. Sin embargo, a decir verdad, no es el coraje lo que me falla sino la inequívoca certeza de que me tacharía de loca si decide leerlo. Y no estoy dispuesta a que me arrebaten mi cordura después de haberme arrebatado la libertad.

2 de Abril:

Ha habido disturbios en las celdas del sótano. Aún no sé que ha pasado y sin embargo me temo lo peor. El "viejo" ha comenzado a tocar la armónica mientras suelta su retahíla de citas célebres de todos los tiempos, de las filosóficas y las catastrofistas, el peor augurio de muerte. A través de su camisa se le notan los huesos desgastados y secos, la piel paliducha y tan fina que parece disuelta en agua. No puedo evitar pensar en si yo acabaré así de continuar aquí el resto de mis días. Tampoco lo sabré a ciencia cierta, llevo sin encontrar mi rostro en un espejo casi toda mi estancia aquí- Es tanta que ya hasta la memoria comienza a fallarme. Empiezo a dudar de mí.