miércoles, 20 de marzo de 2013

Paranoias segmentarias #1 Extraterrestres y reproducción



¿Por qué la forma de reproducirse y de copular del ser humano es tan jodidamente rara? Como si la especie no fuera lo suficientemente extraña por sí sola, a la Madre Naturaleza (caracterizada por un humor jocoso y retorcido como un sacacorchos) se le ocurre inventarse sistemas enfermizos de multiplicarnos cual panes y peces. Encima tenemos la poca decencia de mirar (o poner de fondo mientras nos echamos la siesta antes de que la abuela se apodere del mando) documentales de otros animales o plantas haciendo uso de su derecho a no extinguirse mientras un hombre de voz profunda, como si estuviera encerrado en una oquedad cavernosa, se le ocurre recitar paso a paso como invierten las víctimas del documental su tiempo a la hora de copular. A mí me gustaría imaginar que lejos de este desgraciado planeta hay seres de vida inteligente, curiosos y totalmente diferentes a nosotros en cuanto a cultura, pensamiento y anatomía. Si estos aliens, cuya  forma de fertilizarse los unos a los otros procediera de manera recontrincadamente distinta a la nuestra, ¿qué mierdas pensarían al averiguar en una de sus fugaces apariciones por el planeta, cómo hacemos el fornicio?
Me imagino los documentales con el señor cavernoso (el cual, inexplicablemente, imagino con bigote) narrando:

" La hembra de humana sangra por una oquedad al sur de su cuerpo una vez al mes para dejar claro al macho que la fecundación no ha fructificado y que quiere chocolate de la marca Milka. El macho, por lo general, algo torpe a la hora de analizar los complicados cambios de humor de su compañera, retrocederá silenciosamente hacia la salida más cercana dirección Despeñaperros." [...]
"Los machos de la especie poseen una especie de rabo al que le han pegado un martillazo en un extremo y que curiosamente se sitúa en la parte opuesta a donde un rabo normalmente debe ser colocado. Una bolsa de nueces le hace compañía a dicho rabo y de las cuales se sospecha que sirven para la dominación del macho por parte de la hembra de maneras más o menos agresivas. Otros estudios niegan dicha información y aportan que la bolsa contiene la fórmula por la cual estos se sienten atraídos por cualquier cosa con forma redonda (pelotas, ruedas, prótesis mamarias...). En cuanto a la hembra, posee extrañas perforaciones allá donde el hombre tiene lo anteriormente nombrado. Todas ellas forradas con una cortina de carne cuyo uso es el de ser marcadas al ponerse unos ropajes rituales llamados "leggins"
" En cuanto al parto, la mujer cría a un engendro en el interior de su cuerpo, dejando a la criatura peligrosamente cerca de órganos vitales. Después de ocho o nueve meses de engordamiento al churumbel, la mujer emulando a la naturaleza, abrirá un río entre sus piernas que la pillará cuando iba al super a por Ferrero Rocher y el dependiente le advertía que no los vendían en esa estación por la pérdida de calidad del preciado producto. El río, por lo general, simboliza que la criatura desea partir a su madre en dos, por lo que la especie lleva a la hembra a un lugar muy blanco y lleno de señores con batas e instrumentos nada apaciaguadores. En esta situación, la mujer, cual niña del exorcista, se revolverá en su camilla y con cara de poni revenío intentará sacar a la furia que ha criado ella misma en su interior (normalmente haciendo referencias poco recomendables y algo groseras a la bolsa de nueces del progenitor y culpable de la situación). El macho está desconcertado en el paritorio y sólo sabe decir estúpidas frases de ánimo y agarrar la mano de la mujer que está en plena combustión paritoria. Esto demuestra la escasa inteligencia de esta especie"

Y después de esta chorrada, sólo decir: Querida madre naturaleza, yo no sé si madre serás, pero hija de puta, un rato.


martes, 5 de marzo de 2013

El por qué tener novio no es lo único en el mundo



... y otras razones para llevar una vida normal y feliz. Últimamente mi preocupación por la vida sentimental de mis compañeras de carrera a pasado de cero a me importa un maldito bledo pero sin rencores. El caso es que la vida es una sarcástica compañera que desea que te enteres de esos detalles escabrosos de tus compañeras de pasaje en este vasto y cruel mundo. Esto, un poco alejado de disgustarme del todo y acercándose más a divertirme, me ha traído a un punto de inflexión importante. Las bases de mi filosofía personal las tengo bastante asentadas ( hasta aseguradas en caso de terremoto y vueltas de la vida) pero se reafirman más cuando conozco la simpleza personal de ciertos seres erguidos. Y es que no puedo comprender ni tan siquiera vislumbrar un ápice de la obsesión de tener parejas ( que aunque esté pensando en ejemplos concretos, esto va en general). Espero que esto que voy a decir en las siguientes líneas no suene a consejo, no sólo por mi eterna animadversión por este fenómeno sino también con sus resabiados proveedores que más que humanos parecen restos de alguna redactora de revistas para adolescentes dopadas de hormonas. Queridas mías: hay una vida más allá de todos esos pósters y cánones prototípicos que nos vende esta plástica sociedad. A las que conozco lo tenéis todo: sois chicas guapas, estudiantes y con una vida social que ya desearía la mía, tristemente poblada por esas bolas de paja que atraviesan la escena en una película del oeste. Centraros en ser mejores personas, en enriquecer el pensamiento, en no ser simples esclavas del Bershka ni ser un clon de un clon que copió a otro clon. Aparcad por un momento esa insana obsesión porque en vosotras mismas no hay nada que una pareja tenga. ¿De verdad no hay otra maldita cosa que desear en esta vida? ¿Otros objetivos, finalidades, proyectos futuros? Compañeras, mirad el mundo que tenéis y todo lo que está sin hacer o a medio acabar y decidme si no hay cosas que tú, individuo errante, no puedas aportar.