Amo; y no soy correspondida.
No soy correspondida; y sigo amando.
Descorcha en un llanto mi pena
Que a mis ojos cubre como un manto.
Es triste y desoladora la espera...
Incesante, yo sigo caminando
Porque amor y soledad es condena
Porque amor y soledad deriva en llanto
Encontré tierra firme en mi destino
Cuando iba a la deriva navegando
Unas manos vacías a mí tendidas
Y en cada faro de guía, yo esperando.
Negros los ojos, negro el cabello
Negra es la noche en el cementerio
Blanca la luna, blanca la estrella
Blanco la escarcha en el vestido de ella
Dormitaba tendida sobre la tumba
Y despejando sus manos de los guantes
Esperaba, taciturna, a su amante
Con tenaz esperanza que no derrumba
En la neblina espesa de aquel paraje
Encontraron un lugar que guardaba su sino
Y buscaban sus labios, mutuos, anhelantes
Como un ángel que teje su lino.
Los Dioses del cielo dan testigo
De cómo lo etéreo se hace palpable
El viento descubre la escritura
En la tumba aparece su nombre.
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