martes, 22 de julio de 2014

Inventario de nostalgia





1:-Las cartas escritas a mano, largas o cortas, la caligrafía personal de un emisor, la espera, el olor, el tacto, la tinta derrochada y emborronada por las lágrimas. El valor de guardarla como reliquia.
2:- Los vinilos, la elegancia de un baile, una conversación a susurros, la risa cómplice, las miradas furtivas. Frank Sinatra dedicado a una noche eterna, cercana y onírica.
3:- Videocasets, las listas de canciones, las canciones dedicadas, elegidas canción a canción para alguien en qué pensar cuando las escuchas, el intercambio de baladas lentas, de sonidos fuertes, de recuerdos pasajeros en el tiempo, pero no en la música.
4:- Los diarios como relato histórico olvidable, como encuentro con uno mismo. Espejo de los propios fantasmas y demonios, testigo silencioso a las palabras y el recuerdo, dejarse llevar por un relato subjetivo.
5:-La radio acompañando las largas mañanas con sabor a café. Una extraña compañía, una serena percepción del momento, la tranquilidad de disfrutar del momento a solas con una voz familiar.
6:- Los antiguos medios de transporte, el encanto de la lentitud, la incorregible obligación de disfrutar el paisaje. Llenar el canasto de la bici de flores, comenzar a pedalear lejos, muy lejos. El sonido del mar.
7:- Juegos de mesa, arcaicos, antiguos, ocultos. La diversión en algo simple y creativo, la tendencia a evitar los finales, la viva complicidad.
9:- La desteñida naturaleza captada por una polaroid, repiquetear piedras en el agua, recoger flores y conchas en la arena, improvisar un campamento, envalentonar las intenciones de acercamiento.
10:- La sutil sensación de paz, un murmullo constante que alivie la fatigosa premura de la imparable vida cotidiana, disfrutar cada detalle como si olvidaras cada día que ya lo habías visto, abrazar sin tener en cuenta el qué o a quién. El estúpido caso de alguien que se dejó llevar por la nostalgia.




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