lunes, 2 de septiembre de 2013



5 de Marzo:
Son las doce y vuelven a comenzar los interrogatorios. No sé cuántas veces tendré que rechazar sus preguntas con evasivas y silencios secos. Ayer me trajeron el formulario. Lo dejaron sobre la mesa y sólo tuve que leer las preguntas de reojo para empujar aquella plaqueta lo más lejos que pude de mí. No sé mucho más y sobre todo, mucho menos de cuánto durará esto.

17 de Marzo:

Esta me han encontrado de rodillos junto a la mesa y con las palmas de la mano juntas. Si realmente me conocieran lo último que pesarían es que estoy rezando o pidiendo clemencia. Pero ni siquiera creo en Dios. Trato de buscar con todas mis fuerzas una salida o un atajo que desate mi entendimiento y me ayude a escapar de mi situación. Sin embargo, si Dios, Buda o Alá estuvieran en alguna parte, ¿por qué iban a escuchar mis gritos de desesperación? Probablemente se perderían entre el clamor silencioso que acude a una divinidad inexistente para que les ponga un plato de comida o algo de beber. No los juzgo, es más, llego a entenderlos. Yo también he buscado un refugio en mi imaginación que me libere momentáneamente de los problemas o, más ciertamente, me ayude a engañarme.

22 de Marzo:

El azar jugó una mano conmigo y dejó entrar algo de luz en mi calabozo. Entonces él vino a visitarme y descolgó sobre mí una de sus miradas lastimosas, justo esas que tanto odio y precisamente esas las que hacen que me tiemblen las piernas. Intenté pasarle una nota cuando nos dimos la mano. Arranqué la esquina de la hoja de uno de los tantos libros que me permiten tener conmigo y que, a día de hoy, son mi única compañía. Escribí "esto no tiene nada que ver contigo, mi lucha es conmigo. Mi lucha es con ellos." y en el fondo, espero que lo entendiera y más importante, aceptara. He intentado muchas veces dejarle notas de la misma manera y con el mismo método para dejarle saber cosas que no me atrevo a decirle personalmente. Pequeñas grandes cosas en las que él es completamente el director. Sin embargo, a decir verdad, no es el coraje lo que me falla sino la inequívoca certeza de que me tacharía de loca si decide leerlo. Y no estoy dispuesta a que me arrebaten mi cordura después de haberme arrebatado la libertad.

2 de Abril:

Ha habido disturbios en las celdas del sótano. Aún no sé que ha pasado y sin embargo me temo lo peor. El "viejo" ha comenzado a tocar la armónica mientras suelta su retahíla de citas célebres de todos los tiempos, de las filosóficas y las catastrofistas, el peor augurio de muerte. A través de su camisa se le notan los huesos desgastados y secos, la piel paliducha y tan fina que parece disuelta en agua. No puedo evitar pensar en si yo acabaré así de continuar aquí el resto de mis días. Tampoco lo sabré a ciencia cierta, llevo sin encontrar mi rostro en un espejo casi toda mi estancia aquí- Es tanta que ya hasta la memoria comienza a fallarme. Empiezo a dudar de mí.


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